Al faltarme tú, me falta el consuelo del alma mía. La sonrisa, dibujada en mis labios, que adorna mi rostro y veo la vida con gran alegría. El consuelo de saberte a mi lado, me acompaña de noche y de día...
Tu no estás y eso hace que me falte la inspiración, para crear poemas, que alaben el amor. Me siento como un pintor, sin lienzo y sin lugar donde plasmar su color.
¿ Pintar la belleza en el aire ? ¡ Pues no señor, no es trabajo para un artista!...
Pero así es mi vida, la vida del escritor, que con su pluma produce magia
y con su magia transforma pena por alegría, lágrimas por sonrisas, dolor por pasión. Y algunos de ellos, muy avezados, estando lloviendo hacen aparecer el sol y en noches oscuras, llaman a la luna para que alumbre su inspiración...
¡ Soy poeta ! Con orgullo, me presento, varios versos me acompañan, que los recito, según la ocasión. Son todos versos, para el amor, algunos alegres, otros no, algunos para perdonar, otros para olvidar. Pero todos ellos, harán marchar más de prisa el corazón, que transforma el rencor en amor, donde duerme el cariño, donde descansa, agazapado, la ilusión de un mundo mejor...
¡ Si señora, si señor, soy poeta !
Pero debo confesar, que en mi cara hay una máscara, que sonríe sin cesar.
Y tras ella, vive mi rostro, que recuerda los amores que he perdido y que
nunca pude olvidar...
Mario Beer-Sheva
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