lunes, 20 de septiembre de 2010

El Otoño


La tarde del otoño, moría, el tibio sol, se escondía y daban vida a las sombras, que cubrian calles y jardines, esperando el anochecer.
Ella, con rápidos pasos, de su trabajo volvía, buscando el cobijo de su solitario hogar.
En su habitación la esperaba el descanso, su revista de modas y el último libro con historia de amor. Esa era su vida, sin vida para compartir.
Se conocieron, con él, en un cumpleaños. Se hicieron amigos, compartieron su soledad, los gustos por la música, por el cine, por el teatro y algún libro a compartir. Se los veía, por las calles, tomados de la mano, charlando del futuro, viviendo el presente, olvidando el pasado. Su casamiento, sencillo, familia no tenían, algunos amigos del trabajo fueron testigos del civil.
Y comenzaron a vivir una nueva vida, que ninguno de los dos conocía y a los dos, esa vida les encontó. Mayores para tener hijos, pero jóvenes para disfrutar el presente, que el destino les
marcó.
El se enfermó en otoño y en otoño murió...
Ella envolvió, su corazón de luto y lloró por su amante esposo y lloró, por la soledad que ha su vida regresó.
La tarde del otoño moría, el tibio sol se escondía y ella, con pasos muy lentos a su hogar volvía,
donde la esperaba el descanso, que ya no tenía, no le interesaban las revistas de modas y los
libros con historia de amor.
¿ Con historias de amor ?
¡ Era todo mentira !
Mario Beer-Sheva

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