Sin orden ni sentido, mis palabras, se agolpan en mi mente y antes que estallen, en mi cabeza, se amontonan en mi boca y piden a gritos, salir al aire y contar verdades.
¡ Contar verdades ! Puedo contar: cuanto la amé, cuanto sufrí con su traición, cuanto arruinó mi vida, cuanto daño le hizo a mi corazón.
¿ Todo esto cambia en algo ?
No, no cambia en nada, cometí un crimen y debo pagar. ¿ Acaso, ella
no cometió un crimen ? ¿ No mató una ilusión, cometió una trición,
no dejó, que un hombre honesto, pierda, por ella, su honor ?
¡ Si ! Cometió esos delitos, una y muchas veces pero ella no pagará, saldrá libre a vivir la vida como ella eligió.
Su vida es matar amores, gozar de la traición, arruinar vidas y matar corazones, hasta que sus
latidos, sean simples quejidos y al final termina, en la muerte del hombre que la amó.
Después de lo vivido, algo extraño quedó en mi. Como una alegría escondida, que con nadie ,
debo compartir.
¡ Si ! Lo compartiré con ustedes, ustedes que serán mis lectores y así podran juzgar:
La ley me ha condenado y en la cárcel tendré que pagar, pero en la produndidad de mi alma,
una triste mueca, como una sonrisa, en voz muy baja, me recuerda:
¡ Has terminado con una asesina de ilusiones ! ¡ Que gozaba con la traición, que el honor desconocía y su principal alegría, era detener corazones !
¡ Hasta la uerte total !
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