Y en las noches de sombras en que todo oscurece,
hasta la luna, que no quiere asomar y las estrellas cierran sus ojos, para no alumbrar. En esas noches, que sólo reina la oscuridad, es cuando mi alma, como un fantasma, camina por los senderos
de los recuerdos; recuerdos que me hacen tan mal.
Cierro mis ojos, las lágrimas asoman igual, mi corazón late apresurado,
como si quisiera salir a buscarla, pero mi pecho detiene, su intento, detiene su andar.
¡ Cuanto sufrimiento que cargo en mi cuerpo, tanto, que no puedo hablar !
Y quedo mudo con mis recuerdos; recuerdos que maldigo, una y otra vez. Es mi castigo, lo entiendo bien, pero me pregunto: ¿ hasta cuando viviré en la oscuridad ?
En que momento recuperaré la vista, que momento veré el sol, ver la gente que me rodea, ver a los jóvenes, jugar al amor, ver una primavera y sus jardines que marcan un nuevo ciclo, mientras la savia recorre, troncos y ramas, anunciando las nuevas flores, que nuestros ojos verán.
Que triste destino acompañía mis días, sin saber, si es el sol que está en lo alto o es la luna, rodeada de estrellas, que como burla rodea mis ojos, que no pueden ver.
Fue de día cuando la perdí a ella, fue de noche cuando mis ojos dejaron de mirar.
He aprendido a vivir en la oscuridad y tomar conciencia que será mi punto final.
¿ Acaso esto es el amor ciego ? ¡ Ya nada importa, ella no está !
Mario Beer-Sheva
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