Hoy, como cada siete de Mayo y desde hace muchos años, dedicaré el día a recordarte, viejo e inolvidable amor. Prometí
no pronunciar tu nombre y lo estoy cumpliendo, tu nombre, que abre las puertas de mis recuerdos, en un leve murmullo, para que sólo mi corazón lo oiga, lo repito día a día y día a día te quiero más.
Cuantas preguntas tengo y ninguna respuesta. Preguntas de saber que fue de tu vida, en que mundo caminas, que idioma dominas, si algunas veces recuerdas nuestro amor, nuestro cariño infinito y los dos sabíamos, pero lo ignorábamos, que lo nuestro era un sueño; que en algún momento, con dolor, despertaríamos a la realidad.
La realidad llegó a nuestras vidas y nos alejamos, para evitar el daño que
podríamos hacer; y a nadie herimos, salvo nuestros corazones, que aún
lloran en el recuerdo de nuestros cumpleaños, que no podremos borrar.
Prometí guardar tu nombre y lo he cumplido, prometí no enamorarme, y lo he conseguido.
La distancia y el tiempo no fue suficiente, nuestros amores son de esos que
no tienen final, que mientras vivamos, amamos de verdad.
Hoy, como cada siete de Mayo, venero tu nombre, que no puedo nombrar.
¡ Feliz cumpleaños, mi amor eterno, mi amor real !
Mario Beer-Sheva
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