martes, 10 de mayo de 2011

El Poeta y El Ruiseñor



El Ruiseñor y su hembra, viven en un frondoso y fresco árbol, de mi jardín, hoy no me despertó su alegre canto; anoche su compañera murió y con ella se fue el canto, de este esbelto y hermoso pájaro.


En las tardes, en que el verano se despide y el otoño está al llegar, espero la luna grande y en ella veo su rostro reflejar y mis ojos, con lágrimas de dolor, lloran su partida de nunca regresar.


Fue para esa misma época, que la hembra murió, el macho entró en duelo y su garganta cerró.


Te fuiste y te llevaste mis versos, mis canciones, mis pensamientos, que nacían en mi corazón y tu; mi inspiración, que yo dedicaba con tanto amor.


Mudo he quedado, dice el ruiseñor, quien escuchara mis cantos si tu no estás. ¿ Que vida tendré si me falta la canción ? Un ruiseñor sin canto, de nada sirve.¡ La muerte me espera, ya !


Soy un poeta fracasado; miro la luna y no te veo reflejada. ¿ Acaso el tiempo todo lo borra ? Salgo a la calle, desesperado, buscando una nueva inspiración, buscando un nuevo amor.


El Ruiseñor arregla su plumaje y con su trino mejor, levanta vuelo, en busca de una hembra, que escuche su voz.


Peino mis canas, luzco mi traje mejor, busco la calle.

¡ Como mi amigo el Ruiseñor !


Mario Beer-Sheva


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