Muchas horas paso, aprovechando el tiempo que he conquistado, con mis años, que han llegado a la vejez y pierdo el tiempo o quizás lo gano, recordando a la vera del río, caña en mano, esperando el pez que alegre mi día. Y mientras
espero el momento, me veo reflejado en el agua, recordando mi vida, recordando el ayer, no pienso en el hoy, rechazo el mañana.
Pescar, es como rescatar un pensamientos, del agua, traerlo a la superficie y poder recordar, con una sonrisa en los labios, con una carcajada, quizás. Y algunas veces con una lágrima, que me ordena mi corazón, mostrar.
Hay veces, que el pescado es muy pequeño o de mal aspecto y lo devuelvo al agua; lo mismo que los recuerdos, que no quiero recordar; los dejo seguir su curso, por el arroyo, para que se pierdan en el mar. Que es como perderlo en mi mente, que se obstina en repetir y vuelve, una y otra vez a mi corazón, con gran dolor, como una espina, clavada, en él.
Mis años me dan el derecho, de revivir tiempos alegres, rechazas aquellos que me hicieron sufrir; pero no quiero engañarlos, no siempre consigo alejarme de amores que después fueron odio, de amores que aún lo son.
Y cuando intento echarlos al río, algunos de ellos, en contra de la corriente, vuelven a mí.
¡ Son los mismos de siempre, los que anidaron en mi alma y viven dentro de mí !
Mario Beer-Sheva
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