Que el silencio, nos envuelva, como amantes secretos. No conocemos, ni la risa ni el llanto de un niño; todo será silencio, nuestro amor anónimo, besos escondidos, lejos del sol y la luna, ni en la montaña, ni en el valle, ni en la playa o el mar.
Seremos tres, los guardianes de nuestro amor; tu, yo y el silencio. Viviremos en las sombras, nuestros abrazos furtivos, nuestros gozos escondidos de las miradas de la gente, que es curiosa y cruel.
Al separarnos, sólo un apretón de manos y rezar para volvernos a ver. Y al encontarnos, con el silencio como cómplice, volveremos a amarnos,como amantes secretos, como amantes sin destino, sin futuro, sin sueños; aprovechando el momento, que puede ser el final o el principio de un amor descubierto, denunciado, perseguido, por la sociedad.
La sociedad que no perdona, que no comprende, que no entiende que los límites del amor, se desborda cuando es un amor pacional.
¿ Somos culpables de habernos enamorado ? El amor golpeó nuestros corazones y le abrimos la puerta a un amor fresco y sano.
¿ Como se puede pensar, cuando se está enamorado ?
Y en nombre del amor, de ese sentimiento maravilloso, cometimos el pecado de no pensar, sólo sentir como la atracción nos enredaba, con sus finos tentáculos, hasta tomar posesión de nuestro control, de nuestros pensamientos, de nuestras almas y conquistar nuestra mente hasta perder la noción.
Y una vez más, el momento ha llegado, debemos separarnos, hasta un próximo encuentro, hasta que el silencio nos vuelva a reunir.
¡ No pierdas tiempo, ponte a rezar !
Mario Beer-Sheva
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