Me gusta ver la noche en su
máxima oscuridad sin luna ni estrellas,
a
lo lejos, en el firmamento, un relámpago rompe la oscuridad está
anunciando un trueno que
llegará. Después; callada caerá de las
nubes la lluvia regando la tierra
de los surcos, jardines y aguadas.
Dando vida a los arroyos que
volverán a correr y bendición a los
animales que podrán saciar su
sed.
Me gusta ver la noche
silenciosa y en paz, algún trasnochado en una
esquina esperando quien sabe
que, una pareja en un zaguán hablando
o escuchando al amor mientras
besos robados o consentidos van
marcando el camino de
promesas y deseos.
Me gusta ver la noche y
también contemplar estrellas que vienen y
otras que van. Y en noche de
luna me gusta espiarla a ella que tanto ve,
que tanto calla, que tanto
sabe y que nunca hablará.
Soy hombre de la noche; mi
corazón lo es, nos levantamos cuando el sol
ya no está y volvemos al
descanso al regresar de la noche del cigarrillo
o del alcohol o de los brazos
que mienten mientras hablan del amor que
nunca conocieron, ni
conocerán.
La noche es mi confidente, es
el bálsamo que escucha mis confesiones
hasta que el sueño abre sus
brazos y me echo a dormir.
Mi corazón, como la noche,
vive en la oscuridad, rodeado del silencio que
solo escucha su tic-tac.
¡Es la noche de mi corazón!
Mario Beer-Sheva
“Con palabras simples se
expresaron ideas profundas
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