**La Calesita**
El terreno abandonado lloraba; mostrando la dejadez en los yuyos que
dejaban ver los años pasados.
Solo el alambrado donde en su centro estaba la calesita del ayer…
Me apoyé en la puerta de entrada y como en un
sueño recordé:
Pacha (¿apellido, nombre,
sobrenombre? nunca nadie lo supo) en la
puerta cobrando la entrada y
vigilando que todos paguen antes de elegir
el
lugar. La música estridente, como llamando a los chicos, en los surcos
de algún viejo y rayado disco
con la púa cansada de recorrer…
Como un huracán corríamos
hacia los juegos buscando nuestro preferido.
El corcel blanco de crines de
madera al viento o el avión para un pasajero,
quizás la hamaca para dos
personas y algunos volar con la mariposa y los
más audaces, en los coches casi
a chocar.
Todo era algarabía, todo era
aventura, todo era diversión, todo amistad.
Sin
miedo al futuro, creyendo que la calesita sería nuestro punto de reunión.
Y
los años como una cachetada nos despertó a la realidad y nos separamos
por
distintos caminos que la madurez nos llevó.
No
he podido olvidar el girar y girar y con cada vuelta intentando ganar la
sortija
que el “Pacha” mostraba y escondía hasta que cerca del final de la
música
elegía a quien entregarlo el honor de una vuelta de más.
No
he podido ni querido olvidar…
Fue
ayer, justamente, que un niño me pidió una moneda para ir al “carrousell”
Le
di la moneda y me puse a llorar:
¡Si
hasta el nombre a mi calesita le cambiaron, para no creer!
Mario
Beer-Sheva
Dedicatoria:
“La
Calesita” la he escrito a pedido de un amigo.
“La
Calesita” la he escrito a pedido de un gran amigo.
Para
vos Osvaldo Pacciarotti te la dedico junto a un abrazo fraternal. Mario.-
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