Hoy estamos reunidos para recordar la lucha de nuestro
pueblo
para salir de la oscuridad y como ave mitológica resurgir de
las
cenizas buscando la luz del sol y el brillo de la luna, que
con sus
estrellas, nos ilumine el pináculo de la gloria.
Nosotros, los judíos, conocemos el dolor y la oscuridad, es
por eso
que festejamos la alegría y la luz. Es por eso que luchamos
por la
antorcha de la sabiduría despeje las sombras, iluminando el
mundo,
para que la barbarie y el crimen pasen a ser pecados del
pasados.
Sabemos que el milagro del aceite es parte de nuestra
historia como
lo es la avalancha de conocimiento y tecnología, que día a
día, Israel
presenta a sus habitantes y al mundo como si fuera el
milagro de los
ocho días.
¿Porqué no creer en milagros? ¿Acaso ustedes conocen otro
pueblo
que después de haber sido perseguido y castigado, como el
nuestro,
hoy tenga la entereza de demostrar al mundo nuestro milagro
triunfal?
La fiesta de las luces, la fiesta de la claridad, el retorno
a la esperanza,
la búsqueda incansable de ser mejor que lo que somos, el
ejemplo para
los hoy y para los del mañana, todo esto los invitamos a
festejar en
este día y así podremos decir:
Amigos: la luz eterna del pueblo judío brillará más halla de la
eternidad.
Gracias por estar, gracias por compartir, gracias por
acompañarnos. Los
milagros, en soledad, no son milagros
Gracias.
Mario Beer-Sheva.-
“El dolor físico se soporta mejor que el espiritual. Porque
contiene esperanzas”
José Narosky.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario