Mis manos listas a escribir, tiemblan de emoción, pensando
en
palabras y frases que pronto podré leer en la pantalla de mi
ordenador. Los dedos con agilidad esperan impacientes la
orden
de mi cerebro para comenzar a escribir, para comenzar a
soñar.
Mis primeras ideas tímidamente comienzan a perfilarse en lo
que
pretende ser un poema o quizás mis sentimientos volcado en
el
papel para gusto de algún curioso lector o simplemente que
mi
amada sepa comprender mi amor.
¿Acaso será posible que las manos sueñen? ¡Doy fe de ello!
Mis manos sueñan y luego al despertarse me dictan su
experiencia,
sólo debo escribir
para luego leer mis deseos y pensamientos que
anidan muy dentro mío
Amo mis manos ya que en ellas viven la suavidad de su piel,
que yo
adoré y ella en gratitud mis manos besaban.
¿Cómo olvidar? ¡Además no quiero olvidar!
Mis manos son mías, pero quizás a ellas también debo
cuidarlas y las
cuido, debo escucharlas y las escucho y finalmente cuando
terminan de
escribir debo leerlas y eso me hace muy feliz.
¡A mi amada también!
Mario Beer-Sheva
“La curva más linda en una mujer es su sonrisa” Bob Marley
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