Me interno en el laberinto de mi mente, buscando una
respuesta
al misterio de los años que se acumulan de recuerdos del
pasado.
Y al transitar el camino recorrido, con asombro me veo con
amores heridos y con otros que nunca existieron; sólo fueron
como
imágenes borrosas que los años han borrado y en su lugar
sombras
que han quedado.
No consigo nada de ellos, salvo el mareo de subir y bajar de
aquellos
recuerdos que en mi mente se ha aferrado y no han querido, o
no han
podido, quitarlo del laberinto para que se seque, como árbol
sin savia,
hasta desaparecer en el desierto del olvido.
Enmarañado el camino confuso, por los vientos que se
entrecruzan y
los gritos que se escuchan repitiendo algún nombre que quedó
fijado,
como una luz, sobre un espejo de mi vida pasada.
Recuerdo algunos nombres, pero no todos, de sus rostros
recuerdo los que
se han conservado en mi mente, confusa, pero no recuerdo si
los amé o
sólo fueron piezas de un juego, que al moverlas, me han
traído el triunfo
o la derrota.
¡Laberinto; tu has ganado, yo me he perdido en el Dédalo de
tus giros!
Mario Beer-Sheva
“La verdad encadenada vuela más alto que la mentira libre”
José Narosky.-
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