No debes preocuparte por mi, he olvidado todo lo que pasó
entre
nosotros:
He olvidado el aroma de tu piel que despertaba mi pasión por
tu
cuerpo de lujuria…
He olvidado tus ojos que como faros encandilaban mi razón
hasta
perderla…
He olvidado tu hermosa cabellera donde mis manos se perdían
como
borrachas de amor…
He olvidado tu boca donde saciaba mi sed y con tu ayuda me
perdía
en mundos irreales…
He olvidado tus manos, juntas a las mías, hacían magia en el
escenario
del amor…
He olvidado tu cuerpo, que junto al mío, era como un campo
minado
que arrasa sin sentido, que arrasa sin saber, sin razón,
como un veneno
que corre por la sangre llevando la muerte por doquier…
No debes preocuparte; apenas recuerdo tu nombre que mi
garganta no
puede, en su cobardía, pronunciarlo porque al hacerlo me
costará la vida…
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No hay nada de que preocuparse; vivo olvidando y lo más
importante:
¡Vivo!
Mario Beer-Sheva
“Los muros del cementerio son un gasto inútil. Los que están
dentro no
pueden salir y los que están fuera no quieren entrar” Mark
Twain.-
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