Que profundo dolor de mi alma ante una nueva separación;
como la hoja de un puñal que se hunde y desgarra así es la
pena que quema mi carne, que no hay lágrima que pueda
calmar los latidos, ligeros, de mi corazón…
Y cuando pienso en la dicha del reencuentro me asalta la
duda
si no será ésta la última separación. Como vivir esta
desdicha
que me quita el sueño, que ensombrece mi luna y enfría mi
sol…
¿Acaso el amor es dolor?
Un sentimiento tan noble, como amar y ser amado, puede crear
una herida tan dolorosa que se lleva hasta la muerte; amor
herido
genera rencor, se transforma en odio y después de tanto amar
que
lastima nuestro corazón y arrastra a la razón a quitar una
vida…
¿Inexplicable? ¡Inexplicable!
Dolor de amor, dolor de amar, dolor del recuerdo, dolor
lejano que
al correr los años, se acerca más y más, hasta desbordar
nuestra mente
que el tiempo no deja pasar…
¿Quién en su vida no guarda un amor oculto; que como un Topo
al
despertar invade nuestra razón?
¡Duerme viejo amor, que al dormir no causas dolor, deja que
la mente
descanse por el dolor
merecido!
Mario Beer-Sheva
“Algunos hombres hacen el bien por necesidad vital” José
Narosky.-
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