La noche oscura, sin luna y sin estrellas, una fina llovizna y un frio que hace tiritar, impedía a los peatones salir de su hogar...
Llegué frente a las rejas, de tu hermoso jardín, sin problema pasé por los barrotes y entre las flores me vi; hermosas rosas, hermosas plantas, hermosos árboles; nada llamó mi atención, ni siguiera el aroma que en el jardín había...
Otro era mi objetivo; me acerqué a tu ventana, que una pequeña luz se veía, entreabierta por donde entraba el perfume de las flores y el sol de la mañana...
Sigilosamente me acerqué a tu cama, envolví tu alma, en una colcha, con mis manos temblorosas y como un ladrón salí de tu cuarto, crucé tu jardín y dejando las rejas atrás, me perdí en la noche...
Llegé con mi tesoro a mi cuarto, dejé el mismo sobre mi cama. Blanca como la nieve recién caída, inquieta como la primavera, su aroma de jazmín en flor, besé sus labios, besé sus formas y a su lado, muy feliz me dormí...
Mientras mis ojos se cerraban sentí que la suerte me arrullaba y prometí que si hoy tenía el alma, que tanto yo amaba, mañana mi dicha sería mayor cuando saldría amparado por la noche, que tanto conocía, a buscar tu cuerpo...
¡Sería el fin de mi robo y el principio de mi dicha!
Mario Beer-Sheva
pensamientospoemas@gmail.com
"Los idealistas no tienen preferencias.Tienen principios"
José Narosky.-
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