martes, 2 de marzo de 2010

La Ciénaga del Amor


Mis dedos sobre el teclado, ágiles, como piernas de bailarina de balet, van juntando
letras, fraces y oraciones, que la pantalla muestra, dándole sentido a la escritura, del
cuento o la aventura, que quiero escribir para recordar.
Estoy escribiendo una historia, sin importancia, pero que para mí representa el desafio de mi mente que recuerda, paso a paso, nuestro amor, su decadencia y su muerte total.
No le haré perder el tiempo, lo que tengo para recordar, es una historia muy simple
y así lo lo haré, muy sencilla y queda en ustedes juzgarla si la información es digna de ser oída.
No les contaré como la conocí, fué mia y la perdí. Si quiero pedirles, que vuestros
oídos, como una terapia, me escuchen y se enteren como un hombre se perdió en los
vericuetos de un amor
El amor, tan noble y sublime, debe ser atendido con prontitud y dignidad, ya que en otro caso,
se transforma en una ciénaga, que nos cubre, que nos tapa y asfixia y nos mata a los dos.
Domingo por la mañana, misa de once y ella esta en la puerta del templo, esperando.
¿ Que esperaba ? ¿ Realmente había salido de la iglesia ?
Sus ojos me encandilaron, mi mente no razonaba, mi corazón palpitaba, como queriendo huir
de mi pecho. Y yo, tontamente, olvidé la ciénaga del amor, creí en el amor a primera vista y caí
rendido a sus brazos.
Una semana vivimos en mi cuarto. Yo le juré fidelidad y ella se reía, pero no lo notaba, le juré
amor eterno y ella se reía, pero no lo notaba, la comparaba con una diosa y ella se reía, pero no
lo notaba, sediento de sus labios, los besaba una y cien veces, ella se reía, pero no lo notaba.
Llegó el Domingo, se vistió de gala, tomó la mantilla y el misal y me dijo:voy a misa de once.
¡ Es mi parada habitual !

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