**Destino**
En esta noche de insomnio
donde el sueño se niega a cubrirme con
su manto de descanso. En
esta noche que mis ojos se mantienen
abiertos y alertas; me he
sentado frente al ordenador para volcar mis
pensamientos en escribir
sobre el destino culpable de no poder
dormir.
Fue el destino que nos
unió, nunca pedí conocerte, nunca supe de ti.
Y en una noche de fuerte
lluvia como si fuera una noche de espanto
te conocí.
Tiritando de frio sin
techo ni cobijo me confesaste el temor a morir
en la calle en la mayor
soledad. Tus lágrimas humedecieron mis ojos
y sin pensar más te invité
a mi hogar. Te hiciste dueña de mi casa y
conquistaste mi corazón;
tus ojos de pura alegría, la tristeza había
quedado atrás, tu boca que
reía y besaba tus manos ya no suplicaban solo acariciaban, mis brazos te
protegían y tú en agradecimiento
repetías y repetías:
¡Gracias destino, gracias!
¿Cuánto duró? ¡No lo
quiero pensar!
El destino caprichoso
misterioso e imprevisible cambió de rumbo o
quizás tomó un atajo o se
adelantó al futuro de nuestra relación y
hundiéndome en la amargura
te quitó de mi lado marcando una senda de lujuria y traición, haciéndote
olvidar que te rescaté de la
calle dándote cobijo sin
nada pedirte a cambio solo tu presencia
en mi soledad.
Hoy que ya no estás y mi
corazón sin dolor se ha quedado, puedo
decirte que entiendo al
destino su forma de proceder sabiendo que
su designo se cumple sin
discutir como una orden que viene del más
allá.
Esta frase desnuda al
destino y habla por mí:
¡Nacer no pedimos, vivir
no sabemos, morir no queremos!
¡Destino ten piedad de
nosotros!
Mario Beer-Sheva
“El hombre es la medida de
todas las cosas.” Protágoras.-
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