Vive en la oscuridad y en el silencio, hasta parece que
estuviera
muerta; pero no es así. Está agazapada esperando la ocasión
de
mostrar sus garras para herir nuestro interior. La pena, que
nunca
nos abandona y siempre nos vigila incitándonos a la tristeza
y
hundiéndonos en la profundidad de la depresión, que es
oscura y
fatal.
¿De que sirve la pena?
La pena es la memoria de nuestro pasado, que quisiéramos
olvidar y
no podemos; es el pasado que vuelve llamando a la puerta de
nuestra
conciencia para no olvidarnos de los errores cometidos. La
pena es
quien nos recuerda nuestros pecados a cumplir; sus lágrimas
parecen
un bálsamo para nuestra herida, que no termina de
cicatrizar.
¿La pena depende de nuestra voluntad?
La pena tiene su propia vida, que viviendo en nuestro
interior no nos
abandona hasta el fin de nuestros días.
¡Te diré que puedes hacer!
Incita a la pena a que te recuerde tus errores, escúchale
con atención,
no intentes callarla y evitarás nuevos fracasos y nuevos
dolores.
Mario Beer-Sheva.-
“La belleza es el esplendor de la verdad” Platón
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