Comienza practicando la amistad; rodéate de amigos,
quiérelos
de verdad, abrázalos con afecto, escúchalos con atención,
deja
que se apoyen en tu hombro y ayúdalos a superar sus dolores.
Y con ellos festeja sus alegrías, como si fuera realmente
las tuyas.
Disimula sus defectos que alguno de ellos seguramente tu
tienes
y cuando hables con ellos tómalos de la mano mira fijamente
sus
ojos y en ellos verás la ternura de los amigos de verdad.
¡ Y entonces, sí entonces, podrás decir que la riqueza te
pertenece!
Y en esa riqueza, cuando te encuentres con ellos, sabrás sin
la
menor duda que es la familia que has elegido y al reunirte
nuevamente
gozarás de la compañía de otros corazones similares al tuyo
y entre
todos disfrutarán de la vida inundando con risas y alegrías
hasta el
momento del próximo encuentro que los brazos volverán a
unirse.
Regresarás a tu casa pletórico de alegría porque sabrás,
igual que ellos,
que el reencuentro traerá los brazos abiertos, los ojos con
brillo y las
manos que estrecharás serán de tus amigos-familia.
Regálate a la vida, de corazón, y muchos premios recibirás
cada uno
será un amigo.
¿Conoces un premio mayor?
Mario Beer-Sheva.-
“Para viajar lejos no hay mejor nave que un libro” Emily
Dickenson.-
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