He tenido suerte me ha llegado la libertad he roto las
cadenas he
cumplido mi condena y ahora una nueva vida me espera, en la
calle donde con la frente en alto puedo buscar un nuevo
destino,
una nueva vida, un nuevo querer.
No fue fácil olvidarte, pero lo he conseguido; nada de ti
recuerdo
ni siquiera tu voz. Olvidé el gusto de tus besos, la
suavidad de tus
manos, el aroma de tu perfume y tus ojos que embriagaban los
míos.
Durante mucho tiempo repetí como una letanía las promesas
que tu
boca me decía y yo tontamente las creía.
Pero todo eso es pasado, el presente es hoy, que libre como
un gorrión
puedo levantar vuelo buscando un nido que llene mi tiempo
con coraje
y amor. Aprovecharé mi experiencia para enamorarme sin
cadenas, sin
compromisos, solo con palabras que nada significa en un
hombre que
ha vivido escuchándote.
De ti nada recuerdo, hay veces que hasta tu nombre olvido y
en las noches
de luna llena, que tanto nos gustaba disfrutar, suele salir
de mi garganta un
grito enloquecido, que sin nombrarte, clamo por vos.
¿Cómo llamarte si no recuerdo tu nombre?
¿Será el precio de la libertad?
Mario Beer-Sheva
“Felicidad es todo aquello que sentimos como felicidad” José
Narosky.-
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