Escucha con atención, ya que
esta es mi confesión, que con la mayor
sinceridad te entregaré en el
mayor secreto.
Tu fuiste mi primer amor,
desde tierna juventud, los años contigo han
sido felices y hoy debo
confesarte que me he vuelto a enamorar. El
amor hay veces que es
traicionero y ataca sin contemplar. Te confieso
de verdad; al comienzo ignoré
porque supo agasajarme conocer mis dolor y viejas heridas. Calmó mis ansias, aplacó mis
miedos, sin pedirlo abrió
sus brazos ofreciéndome protección y
seguridad. Nada a cambio pidió.
¡Sospeché de su actitud, pero nada malo
encontré!
En poco tiempo fuimos amigos,
me envolví en su bandera, conocí sus sueños, compartí sus ansias. Y después de
ella me enamoré como la primera ves. Hoy
tarareo su himno y las lágrimas me nublan la visión, y
esas
lágrimas, lo confieso sin inhibición, lloro como un niño que encuentra
a
su madre perdida y me abrazo a ella con el mayor amor
………………………………………………………………………………….
Como
explicarte, amor de siempre amor de mi vida, que en esta confesión
me
sincero contigo al decirte que fuiste, durante muchos años, la dueña de
mi
alma joven y tierna y hoy, con más edad, dueña de mi voluntad.
Hasta
que ella apareció y robando parte de tu lugar en él se instaló como dueña y
señora. Así perdí la voluntad y la comencé a amar.
Hoy
dentro mío conviven dos amores, uno eres tu y otro es ella, tu la conoces
Su
nombre es patria su apellido Israel.
¡Quiero
morir en ella y que nuestros restos abonen la tierra que nos cobijó;
quizás
de esta manera devolveremos el amor que de ella recibimos!
Gracias
por entenderme.
Mario
Beer-Sheva
¡Las
leyes condenan al que roba un pan y absuelven a quien roba una ilusión!
José
Narosky.-
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