Son solo palabras que nacen en mi corazón y luchan buscando
salir a la luz para que sean leídas o tal vez recitadas, por
algún
cantor. No le temen al viento, pero si al olvido, y es por
eso que
buscan volar muy lejos sembrando sus dichos, sus estrofas,
que
como pequeños alfileres quieren clavar en sus lectores o en
sus
escuchas y hasta los mismos que critican sin razón.
Palabras escritas cargando verdades, algunas con puños
crispados
y otras con sonrisas en flor, pero todas ellas nacidas en la vida
que solo demuestran experiencia y valentía, y sin mirar a
quien,
dejan sus mensajes por igual.
Amo esas palabras porque nacen de mi; juegan en mi interior,
hasta
madurar para después volar y volar como el hombre que
siembra
arrojando sus semillas en el surco esperando que algún día
sean
fruto de cosecha o de bondad.
Palabras escritas que no le temen al tiempo, ni al olvido,
ni a la distancia,
ni al que dirán; palabras muy valientes de verdad.
Palabras escritas que saben y enseñan, que nacen de mi, y
con la mayor
audacia cruzan mares y montañas, desiertos y ciudades, para
todo aquel
que no le tiene temor a la realidad de lo que la vida le
puede deparar.
¡No dejes de conocerlas, mal no te vendrán!
Mario Beer-Sheva
“Muchas son el barniz. Pocos son la madera.” José Narosky.-
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